ARTES TECNOLÓGICAS:
El arte y la tecnología son dos rostros de la creatividad humana, dos que además se encuentran estrechamente relacionados, a pesar de las diferencias que en apariencia tienen entre sí. Aquello que hace el arte en no pocas ocasiones se ha logrado gracias a un desarrollo técnico específico, una tecnología cuya existencia permite al artista hacer o dejar de hacer determinada obra. Sí lo condiciona, pero posiblemente también lo incita a trascender esas limitaciones. Igualmente, no son pocos los casos en que los desarrolladores de tecnología se inspiran en el arte para generar nuevos artefactos que faciliten o mejoren nuestra vida cotidiana.

En este sentido, la relación entre una y otra actividad humana podría encontrarse en prácticamente cualquier época, pero sin duda es en tiempos recientes cuando la tecnología posee una presencia, tan persistente, de algún modo tan ineludible, que el arte se ha encargado de incorporarla a sus procesos, tanto como un recurso, un instrumento, como parte del examen de la realidad contemporánea, cuando muchas de nuestras prácticas e interacciones pasan casi necesariamente por un dispositivo tecnológico.
Así, de alguna forma se cumple el ideal profesado por Nietzsche sobre la necesidad de transformar la vida en una obra de arte, pero esta vez por la vía de los dispositivos tecnológicos que llevamos en nuestro bolsillo.

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